viernes, 10 de diciembre de 2010

PROYECTOS de ASESORAMIENTO – Un enfoque diferente

Por estos días, posterior a la puesta en funcionamiento del sistema Prometeo, de la Dirección Nacional de Bomberos para ingresar los Proyectos de Asesoramiento (primario, renovación y reconsideración) y la solicitud de Certificado de Bomberos (antigua Inspección final), hay infinidad de preguntas, gente decepcionada y otra obviamente, alentada ante tal medida.
Abriendo la página oficial de la Dirección Nacional de Bomberos, en sus diferentes secciones se ven y puede bajar el manual de manejo para los Técnico Registrados, así como todos los nuevos Instructivos Técnicos a los cuales debe hacerse referencia para realizar dichos trabajos profesionales.
Si uno compara con el procedimiento anterior y los requisitos que usualmente se exigían, se puede apreciar a simple vista, que el salto cualitativo ha sido más que importante. Y tal es así, qué ahora, desde el momento dónde se exigen memorias descriptivas, de cálculo y certificados de cumplimiento que antes no eran tan profundos o exigentes, todos se preocupan, no saben qué hacer, especulan y hablan mal, diciendo que el sistema va a fracasar.
Otra cosa importante, antes el protagonista era el gestor del trámites, y ahora, participa una cantidad enorme de técnicos y profesionales que deben dar su aval, ya sea, cómo está construida la edificación, las características estructurales y de los materiales, y presentación de los proyectos técnicos de las áreas de riesgo, descripción de cantidad y capacidad de tanques, calderas, cañerías de presión, ductos y aberturas con posibilidades de propagación del fuego y calor, construcción de cabinas de pintura y otras referente a materiales peligrosos.
Se solicita también, memorias donde se deben describir los procesos industriales, distribución volumétrica de equipos, maquinarias, y listados de materiales con sus fichas técnicas y de seguridad.
Memorias de cálculo de todos los sistemas fijos contra incendio nuevos ó existentes, tales como hidrantes, rociadores, presurización de escaleras, sistemas de espuma, control de humos, gases limpios, extintores portátiles, medidas de protección pasiva como compartimentación vertical y horizontal, ductos de ventilación, escaleras, antecámaras, y control de materiales de terminación y acabado, los cuales deberán especificar los métodos utilizados en cada caso, normativas de referencia y croquis con diámetros y desarrollos horizontales y verticales, planillas de presión y caudal, todos debidamente firmados por profesionales y/o técnicos idóneos en cada rubro y actividad.
Deberá también, incorporarse memorias de cálculo de dimensionamiento de la capacidad y medios de egreso; descripción lógica de funcionamiento de los sistemas de control de humos; presurización de las cajas de escalera y acceso para los vehículos de emergencia en las edificaciones.
Otro de los ítems que requieren atención superior, es la señalización e iluminación de emergencia, así como todas las autorizaciones extendidas por el Servicio de Material y Armamento cuando existen explosivos y detonantes, o de la Dirección de Aviación Civil e Infraestructura Aeronáutica cuando se trata de helipuertos u otras áreas destinadas para aeronaves.
Deberá presentarse adicionalmente, los permisos otorgados por los Gobiernos Departamentales, los institutos rectores cuando existen instalaciones con fuentes radioactivas, los certificados de capacitación de los ocupantes de una edificación, las cartas de responsabilidad de las salidas de emergencia, planes de evacuación, mantenimiento preventivo de los sistemas y de empleo de materiales de terminación y revestimiento conforme a normas y control de los mismos.
Otra de las cosas que se visualiza, es que ahora, la autoridad competente responsabiliza a quién hace el proyecto de asesoramiento, al propietario del lugar o al que arrienda ó es responsable del lugar por la implantación de las medidas sugeridas, así como todos los técnicos y profesionales que intervienen y estampan sus firmas dando fe de que se cumple a cabalidad cada una de las medidas, y que se utilizan productos listados, aprobados o certificados.
Obviamente, los usuarios acostumbrados a pagar apenas unos pocos pesos por concepto de solicitud de un trámite, y la gran mayoría ignorante que lo solicitado hasta el momento y dictaminado por los Bomberos era lo mínimo, y que eso no aseguraba una seguridad total; ante las nuevas disposiciones, y los costos incrementados producto de la intervención y arancel profesional, trasladar el costo de los insumos e impuestos que aparecen en la transacción, obviamente eso, llama la atención del descuidado usuario y falto de cultura ante la seguridad, y hasta del propio gestor, que hasta ahora manejaba otros costos.
Más, ya hay personas que se mueven en círculos políticos tal como lo hicieron en otras oportunidades para elevar sus ganancias, aprovechando el desconocimiento y falta de cultura ante la seguridad del comprador y usuario de la edificación, que una vez adquirido el bien, pasaba totalmente a su responsabilidad y el riesgo era todo a él, y que en caso de siniestro realmente era él, quién perdía (la vida, bienes y operatividad), mientras quién vendía o intervenía, solo facturaba y obtenía elevadas ganancias sin brindar una real protección contra incendios al usuario final.
Y de donde surge esa aseveración?, . . muy sencillo. De los registros y estadísticas donde dicen que: anualmente se pierden cerca de los 900 millones de dólares por concepto de siniestros en forma directa e indirecta, así como de una muerte cada tres o cuatro días por la misma razón.
Y quién paga eso?, . . todos nosotros, los uruguayos con el dinero que de repente ingresa al país producto del turismo, o de cualquier otro sector productivo del país y alegremente dilapidamos con inmensas pérdidas de jóvenes vidas, bienes que costaron construir durante años y naturalmente nos permitirían crecer.
Y pese a que aún no tenemos un incendio emblemático, excepto los incendios forestales, o como ha sucedido últimamente, el de los buques en el puerto, siempre le “achacamos” a los Bomberos, como si eso fuera pura y exclusivamente un problema de ellos; mientras que el mismo debería ser nuestro, y estar compenetrados y contribuir a prevenir y minimizar los riesgos, así como las probabilidades de incendio haciendo infinidad de cosas que justificamos siempre, con que no hay dineros suficientes, no hay capacidad, y que únicamente podríamos suplirlo con el sencillo cumplimiento de las normativas, realizar inspecciones y capacitarnos.
Pero, no. Seguimos pensando que “somos vivos”!!! (viveza criolla), buscando el camino fácil, eludiendo las responsabilidades, o acudiendo a las esferas políticas para que deroguen las normas o intimiden a las autoridades a no ejercer el control y eludir su responsabilidad como Policía del Fuego, y no nos damos cuenta que todo al final, no hace más que bajar el nivel y elevar la inseguridad.
Como corolario, pienso que se ha dado un enorme paso hacia niveles superiores. Queremos emular y alcanzar el primer mundo. Queremos traer inversiones, queremos ganar más, queremos optimizar nuestros menguados recursos y todo que ocurra ya. Pero, sin construir, desbastando lo poco que queda, mirando a corto plazo, sólo harán ganancias los inescrupulosos, los que engañan a la gente y solo buscan beneficios personales. Mientras que el objetivo, es superior, económico y con beneficios mutuos.
El enfoque es diferente. Los Bomberos dieron un gran paso. “Abrieron la cancha”, dando la oportunidad a otro personal idóneo y preparado, para elevar los “puntos de mira” y así tener una mayor y mejor sociedad, con menos pérdidas y posibilidades de repartir mejor, lo que hasta hoy se va en llamas y humo.
Seguramente ellos, los bomberos ganen más; podrán mejorar sus equipos, mejorar la instrucción y entrenamiento y acudirán más rápido y mejor cuando se los necesite. Tendrán más gente a su alrededor y quizás, hasta logren un mayor liderazgo y reconocimiento. Por otro lado, la población será más consciente, sabrá exigir con propiedad, tendrá una mayor seguridad, calidad de vida y alcanzará una mayor productividad en sus actividades. Todo lo buscado diariamente, únicamente de diferente manera, pensando más justamente, con visión de conjunto, con solidaridad y en grande.
Es un gran desafío. No solo llevarlo adelante, sino pensando grandilocuentemente, pensando en los demás y no tan egoístamente.
Insisto, no es un tema de mirar el cambio desde el punto de vista financiero, sino económicamente, donde la ecuación beneficio vs. costos permitirá realmente alcanzar mayores estándares de seguridad, niveles de calidad superiores y productividad (eficacia y eficiencia) mayor.

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